Venganza
La carretera
estaba completamente helada, todo lo que se veía era nieve, y el verde de los
árboles se había tornado en un pulcro
blanco.
Un único coche, de
un rojo intenso, se discernía por esa larga y recta carretera, que se
desdibujaba debido a su elevada velocidad. No era normal que en aquellas circunstancias
el coche fuera a una velocidad tan extrema, algo extraño sucedía en aquel vehículo
rojo.
El conductor era
un hombre joven, de no más de veinte años, de pelo corto y un rostro no tan
bello como él decía tener. Un único acompañante, un acompañante que él no
parecía ver, una extraña figura estaba sentada en el asiento del copiloto, no
parecía humano. Su rostro estaba desfigurado, el color rojo teñía su cara, sus
ojos no poseían pupilas, no tenía nada, solo un espacio vacío donde tenían que
estar los ojos. Sin embargo, miraba al conductor, su rostro y parte de su torso
estaban girados, parecía que lo observaba directamente, que controlaría
cualquier acto que hiciera aquel hombre.
El conductor
miraba al infinito, estaba ido, sus ojos miraban al más allá, su cuerpo no mostraba
síntomas de reaccionar, únicamente el pie derecho apretaba fuertemente el
acelerador, el coche incrementaba su velocidad cada vez más, algo impedía a su
cuerpo frenar, no sabía qué pasaba, sin embargo su organismo estaba paralizado.
La carretera se iba acortando, ya no quedaba mucho para una curva, tenía que
intentar girar, pero le era imposible, sus manos estaban ancladas, únicamente
funcionaba su aparato respiratorio, sus latidos se incrementaban por segundos,
cada vez su corazón iba más rápido, en consonancia con la velocidad de su
coche. Era como si fuera a reventar cada una de las arterias de su corazón.
Los labios de
aquel extraño ser, cuyo rostro estaba severamente quemado, se movieron
lentamente para decir algo extraño, que el hombre sí oyó, esta es mi venganza contra tu padre, el ser desapareció en ese
mismo momento. La carretera parecía acabarse, una curva prolongada se abría
paso, mas el coche no dejaba de acelerar, el hombre veía impasible como se
estrellaría contra una enorme roca que componía el paisaje.
Y finalmente
pasó, todo se quedó oscuro, el coche había quedado destrozado y con toda
seguridad el hombre que lo conducía habría quedado en un estado lamentable,
solamente se veía la sangre esparcida por los restos del coche y en la roca que
había sellado su destino.
Después, el
paisaje retornó a su semblante habitual el gris habitual de la carretera ya no
estaba cubierto por una capa de hielo y el verde de los árboles volvió a
recobrar su tono habitual de vitalidad.
-No puede ser mi
hijo, no.-Una voz gritó en medio de una sala vacía. El sueño que había tenido
había sido horrible, su propio hijo, muerto. Sin embargo, sabía la causa, la
misma causa que lo había llevado a esa sala vacía, había matado a su hijo. El
espíritu de quien torturó en el pasado sacándole las cuencas de los ojos y
luego abrasándolo en un horno crematorio, había vuelto y se había vengado con
la única persona que quería aquel monstruo, su hijo.
La verdad es que con una muerte tan macabra como esa, no sé si yo también me vengaría. Que sádico 😱
ResponderEliminarLa verdad es que con una muerte tan macabra como esa, no sé si yo también me vengaría. Que sádico 😱
ResponderEliminar