Delirios de un escritor

Un espejo, una bañera, pocos objetos más se discernían, en la vista ya cansada y en los ojos, de castaño azulado por la luz del sol, de este joven y viejo escritor. Viejo en mente y en palabras, joven en espíritu y físico. Sin embargo, a través de sus ojos, de sus delicados y bonitos ojos, según dirían algunos, se traslucía la nostalgia y la tristeza.

Han pasado cinco años de su desaparición, nunca más la volvió a ver, a la mujer a la que había esperado durante toda una vida. Su mente ya zozobraba en caminos inciertos, la escritura de poemas negros, cuyo significado navegaba entre la locura y la anhelada muerte. Desde que se fue, la mujer, aquella que distinguiría por el sonido de su caminar, aquella que con tan solo mirar sus ojos le dirían un te quiero. A esa a la que un día perdió y por la que las lágrimas recorren sus rostros en el oscuro día y en la gélida noche.

Junto a ella, aventuras de jóvenes enamorados escribía, inciertas luchas de caballeros y miles de historias que escribió con su pluma, cuya tinta ahora se seca, como se desvanece la vida del escritor que en su mano la ha usado durante años.

Vivir entre soledad o morir en la tranquilidad se preguntaba tantas veces, pero sin valor para poner fin a su tormento, a su delirio…Tantas mañanas había cogido el cuchillo con el propósito de poner fin a su desazón, pero todas ellas el cuchillo había caído ante la esperanza de que un día volviera aquella, a la que le dio su corazón y a la que le arrebataron de sus mismísimos brazos.

¿Quién puede ser tan cruel de llevarse a una mujer así?-se preguntaba así mismo, noche tras noche, día tras día. Su cabeza estaba descolocada, no razonaba, su solo pensamiento en otra cosa lo torturaba, pues en su mente se veía como un traidor. Solo ella y nada más, su cabeza era ella, ni un pensamiento que no fuera su mujer y palabras tristes, oscuras e implorando la llegada de la muerte.

Y finalmente, llegó el 5 de enero. En el día en el que sus labios se rozaron en un beso que no tenía tiempo, sino una vida propia, un beso fuera del espacio. Únicamente existían ellos, su amor y su deseo del uno por el otro. Cuatro años, cuatro cincos de enero y no estaba con él.

Ese mismo día, se levantó feliz, tras mucho tiempo una sonrisa le ocupaba el rostro, tras mucho tiempo, su hora de descanso había llegado. Pasados tan solo unos segundos después de que los rayos de luz inundarán el bello paisaje verde que oscurecía la casa del escritor; se levantó de la cama, abrió el cajón de la mesilla del lado izquierdo, la que tanto tiempo le había pertenecido a su mujer y cogió el revolver Walker 1847.

El escritor, aún en pijama se desvistió y cogió su traje, con el que había conocido a su querida esposa. Después se dirigió al cuarto de baño. El espejo, la bañera, era solo lo que quería ver.

En el espejo se dibujó la figura de la mujer que tanto anhelaba, hasta que la fue a tocar y todo se oscureció y la figura se tornó en las cortinas de la bañera. Después de aquello sabía que su hora había llegado, se metió en la bañera, dejó el grifo corriendo, dispuso el arma sobre su cabeza y apretó el gatillo. El sonido fue escalofriante.

La puerta de la casa se abrió de par en par, con un estruendoso ruido, los tacones de una mujer resonaban en las escaleras de madera.

La mujer entró y vio la bañera llena de agua mezclada con la sangre del que era su marido.


La mente del escritor se había hecho añicos, no habían pasado cinco años, ni siquiera cinco meses o cinco días. Solo una noche, una en la que el tormento, la locura y la imaginación se habían combinado para que el delirio propio de un escritor pusiera fin a su corta vida. 


Comentarios

  1. Wow! Me he quedado...no se como describirlo. Estupefacto, diría yo... me ha puesto los pelos de punta.

    Un relato genial! Sabes como atrapar y eres un genio dando giros de 360º.

    Hasta donde nos puede llevar la imaginación...puede ser un aliado potente...pero a la vez puede arrastrarte hasta la locura más profunda.

    Felicidades! Mira que he leido todos tus relatos...pero este...uff me ha dejado que aún sigo sin poder describirlo!

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    1. Muchas gracias por tu comentario, me alegra saber que te ha gustado tanto. ¡Un saludo!

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  2. Felicidades, es magnífica como todos los que he leído. Un saludo.

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