Del novecentismo al surrealismo de Dalí

Dalí, uno de los grandes pintores que dio el siglo XX, de tendencia conservadora, se convierte muy pronto en el mayor exponente del surrealismo en España. Sin embargo, al igual que otros pintores de este momento, como Picasso, pasaron por otras etapas. Muchos, erradicados en la ignorancia o en la envidia, muy característica en la España Castiza, dirían, que grandes como Picasso no sabían pintar, sencillamente porque no entienden su concepción artística. Sin embargo, a todos aquellos les aconsejo que echen un vistazo a Ciencia y Caridad de Picasso, para que vean que obra hizo con tan solo 17 años. 

Sin embargo, en esta entrada nos ceñiremos a Dalí, para algunos un loco para otros un genio de la pintura, lo que está claro es que introduce una forma de arte nunca visto hasta ese momento en España. Se puede tener un gusto más clasista del arte, como es mi caso, con Da Vinci y otros grandes renacentistas o barrocos como referentes del arte o bien una visión más vanguardista y rompedora como es el caso de grandes intelectuales, pero conocer un mínimo de la obra daliniana para mí es algo fundamental. 

Para tener una visión muy general de Dalí, analizaremos dos cuadros, pertenecientes cada uno a una etapa distinta. En primer lugar el novecentismo ya que fue uno de los primeros estilos que toca y el otro será el surrealismo, el punto culminante de la obra daliniana.  

Muchacha en la ventana, 1925. Expuesto en el museo Reina Sofía, vemos un cuadro que bien podría ser considerado como clasista. La chica representada, como en muchas ocasiones, sería la hermana del propio pintor, Ana María. Se puede ver a simple vista que hay dos planos, en el principal la joven con un realismo absolutamente conseguido, al igual que el segundo plano con el paisaje que proporciona una perspectiva renacentista o científica. 



















Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar, 1944. Uno de los pocos cuadros que pintó Dalí en Estados Unidos. El cuadro se presenta de una forma muy compleja, ya que si no tenemos unos mínimos conocimientos del surrealismo de Dalí, muy personal no entenderíamos absolutamente  nada. 

A continuación, vamos a tratar de explicar el simbolismo que encierra este cuadro. Al fondo se dibuja un elefante, característico en la pintura daliniana, inspirado en el obelisco de Bernini en Roma, de ahí que porte ese obelisco en su lomo, sin embargo son características sus patas de insecto que junto con el obelisco crean una figura fantasmal y totalmente irreal. 

Los tigres estarían inspirados por los carteles de un circo americano, por lo que Dalí se inspira de lo que tiene a su alrededor. Gala, en realidad Elena Diakonova, esposa de Dalí, reposa en las rocas está profundamente dormida gracias al zumbido del vuelo de la abeja. Esta relajación contrasta con la fiereza de los tigres. La bayoneta será lo que despierte a la mujer en el sueño inducido de esta, lo que se equipara a la realidad, ya que el picotazo de la abeja será lo que la despierte. 

El miedo crónico de Dalí por las enfermedades venéreas hace que el causante de la pesadilla de Gala sea el fruto de la granada que representa el sexo femenino. 

El objetivo con el que hace Dalí este cuadro es para demostrar que el surrealismo tiene unas bases científicas, a través de los análisis de Freud. Así, quiere decir que a veces lo que vemos en la realidad se introducen en nuestros sueños, todos esos estímulos combinados a través de la creación de unas escenas fantasiosas como las que nos muestra Dalí, con la representación de los sueños de Gala y su libre interpretación para el espectador. 

Por último me gustaría destacar que Dalí en esta obra, a pesar de pertenecer al surrealismo, hace un guiño al arte más clásico a través de la incorporación del elefante berniano o el mismo obelisco. 

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