Cuando pierdes a tu ser más querido

Un día, un día tan oscuro como los que representan en las películas de terror, pero ojalá hubiera sido tan surrealista como en esas producciones de Hollywood donde los protagonistas milagrosamente escapan, salen vivos y tienen finales felices siempre. Ojalá ese hubiera sido el final de mi novio y el mío…ojalá.

Yo no noté nada, quizá era tonto no lo sé, no sé cómo pude perder a la persona que más quería, a la que siempre besaba en cada despertar, a la que siempre sonreía con cada mirada que lanzaba, como no echarme la culpa por no saber que era infeliz y no ayudarle. Como no culparme de lo que le hicieron.

Éramos una pareja normal, o eso se suponía, porque desgraciadamente en esta sociedad todavía se tienen demasiados prejuicios contra los homosexuales, ¿por qué?, no lo sé, quizá la gente que nos criticaba por tan solo darnos un beso como lo hacía cualquier pareja normal al despedirse, era porque su vida estaba demasiado vacía y tenían que opinar siempre de vidas ajenas, que no le importaban, quizá era por eso o simplemente les gustaba dañar a la gente que veían, no lo sé y tampoco me importan, pero a alguien que quería sí que le importaba y desafortunadamente mucho y como un estúpido no lo supe ver.

Quizá veía algo y no lo quise sacar a la luz, algo en su mirada me lo decía, algo en su interior me decía que le pasaba algo y no lo supe arreglar, ni siquiera intenté ayudar a la persona que más quería en este mundo y ahora cuando leo sus últimas palabras me mortifico, maldita hora en la que no supe ver que te hacían daño y justamente las personas que antes, decían que te querían, maldita hora en la que no lo supe ver.

¿Para qué voy a contar más? Ya todos sospecháis y sabéis el desafortunado final que tuvo mi novio y el que, al acabar esta carta, tendré yo. Simplemente os diré que ya no quiero vivir más, no sin la persona que me hacía sonreír todos los días, no sin esa persona que con tan solo su mirada podía ayudarme, sin esa persona que me ayudó en todo lo que pudo y más.

En el momento que vi su rostro ahogado, en la bañera en la que tantos momentos habíamos compartido, supe que mi destino ya estaba escrito. Ojalá me hubieras contado lo que te pasaba, ojalá pudiéramos haber cambiado el destino de ambos, ojalá ni tú ni yo hubiéramos acabado nuestro destino en esta bañera en la que antes tanto momentos felices compartimos.

Adiós, adiós a todos, me reuniré ahora con el único chico que me supo escuchar siempre y con la persona que más quiero en este mundo. A los que leáis esta nota no lloréis por el chico que veréis en la bañera, muerto porque desde que murió él, yo ya era un muerto en vida y tendríais que haber llorado en ese momento, porque en ese momento me perdisteis a mí también. Adiós…






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